El suelo
Autora: Diana Luis Hernández
El suelo es un componente fundamental del ambiente, natural y finito, constituido por minerales, aire, agua, materia orgánica, macro y microorganismos que desempeñan procesos permanentes de tipo biótico y abiótico, cumpliendo funciones vitales para la sociedad y el planeta. Así mismo, es indispensable y determinante para la estructura y el funcionamiento de los ciclos del agua, del aire y de los nutrientes, así como para la biodiversidad. Se considera un recurso no renovable, ya que se necesitan 500 años para que se formen de manera natural 2 cm de tierra vegetal fértil.
Respecto a los ciclos biogeoquímicos, el suelo cobra gran relevancia en el caso del ciclo del carbono, ya que se ha estimado que los suelos son reservorio de una mayor cantidad de carbono que la vegetación o la atmósfera; esto se considera de suma importancia si se toma en cuenta la relevancia que tiene el carbono en el contexto del cambio climático.
No obstante, lo anterior, el suelo es un componente ambiental que presenta severas modificaciones en su calidad y cantidad, tanto por factores ambientales como los procesos erosivos, como por acciones de origen antropogénico, mismas que ocasionan el deterioro de sus propiedades físicas y químicas, así como la aceleración en su pérdida. En México, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) señala que estudios recientes demuestran que 64% de los suelos presentan problemas de degradación en diferentes niveles, que van de ligera a extrema.
Entre las principales actividades que afectan a este componente se pueden citar la agricultura que degrada el suelo por introducción de fertilizantes y que explota su capacidad productiva a pasos acelerados reduciendo su fertilidad natural y capacidad de recuperación; se estima que durante las primeras décadas en que el suelo es cultivado, arriba del 50% del almacén de carbono se pierde como CO2. Otro impacto importante es el sellamiento de la superficie para el desplante de infraestructura urbana, industrial y pública, lo cual ocasiona la pérdida total de su capacidad productiva y de sus procesos naturales mermando la disponibilidad de este recurso para otros seres vivos.
En este sentido, posterior al deterioro del suelo su recuperación es difícil y costosa, toma mucho tiempo y en algunos casos es imposible volver al estado inicial, teniendo en cuenta esto, el suelo puede ser considerado como un componente del ambiente renovable en el largo plazo.
Hablando de la responsabilidad que poseen los seres humanos respecto a la degradación de este componente ambiental es importante hacer conciencia acerca de las acciones para lograr su conservación y restauración, dado que de este dependen diferentes procesos y servicios ambientales necesarios para la vida en el planeta.